Salud en Casa.- El cáncer de vesícula biliar afecta a un órgano pequeño con forma de pera ubicado debajo del hígado. Este tipo de cáncer en el Perú ha registrado mil cien (1.100) nuevos casos y seiscientos cuarenta y siete casos de fallecimiento (647) al 2022 según cifras de Globocan.
Aunque el cáncer de vesícula no es tan común, si es altamente agresivo, ya que suele detectarse en etapas avanzadas debido a la falta de síntomas específicos en sus primeras fases. Ante ese escenario, la prevención y el diagnóstico temprano son cruciales para mejorar los resultados de los pacientes.
El Dr. Jean Michel Butte, cirujano oncólogo digestivo de FALP, explica que el factor de riesgo más importante está dado por la presencia de cálculos en la vesícula biliar:”cuando estos se mantienen por mucho tiempo, su contacto con las paredes de la vesícula producen una inflamación crónica que puede originar cambios en la mucosa y desencadenar el desarrollo de un cáncer. Es fundamental realizar diagnósticos precoces mediante ecografías abdominales en personas con factores de riesgo o antecedentes familiares de cálculos”, destaca el especialista.
El problema que se presenta es que la mayoría de los cálculos son asintomáticos. Precisamente, para diagnosticarlos de manera precoz es recomendable que personas con factores de riesgo o sintomáticas se realicen una ecografía abdominal. Esto incluye a personas con antecedentes familiares de cáncer de vesícula o cálculos, no necesariamente por una herencia genética, sino porque muchas veces se comparten los mismos factores de riesgo, como la dieta.
El especialista de FALP, explica los principales factores de riesgo que pueden desencadenar esta neoplasia.
Cálculos en la vesícula biliar: Alrededor del 95% de los tumores en la vesícula se asocia a cálculos. Estos pueden causar inflamación crónica, lo que podría desencadenar el desarrollo de cáncer.
Inflamación crónica: La inflamación prolongada de la vesícula puede producir cambios en la mucosa y llevar a cáncer.
Factores genéticos: La herencia genética puede influir en el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Microbiota y salmonella: Las características de las bacterias en la vesícula, como la infección crónica por salmonella, también pueden influir en el riesgo de cáncer.
Edad y género: Es más común en personas mayores de 60 años y tiene una mayor incidencia en mujeres.
Obesidad: El exceso de peso puede aumentar el riesgo.
Pólipos en la vesícula: Especialmente los mayores de 1 cm pueden ser un factor de riesgo significativo.
La extirpación de la vesícula en pacientes con cálculos es fundamental para prevenir el cáncer. Este procedimiento puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de vesícula al eliminar la fuente de inflamación crónica.
“El tratamiento del cáncer de vesícula biliar depende de la etapa en la que se detecta y puede incluir cirugía, quimioterapia y radioterapia. La cirugía es la principal intervención para el cáncer localizado, a menudo complementada con quimioterapia. En casos de metástasis, la quimioterapia es el tratamiento de elección”, destaca Butte.
El manejo de esta enfermedad requiere un enfoque multidisciplinario que incluya cirujanos, oncólogos, especialistas en radioterapia y equipos de cuidados paliativos y apoyo psicológico. El especialista señala la importancia de los enfoques preventivos: “La colecistectomía es recomendada en personas más jóvenes ya que está planteada como una medida preventiva, mediante la cual se evita el tiempo de inflamación que potencialmente podría desarrollar un cáncer”.
A nivel mundial, se están llevando a cabo numerosos estudios para mejorar la comprensión, prevención y tratamiento del cáncer de vesícula biliar. Estas investigaciones buscan identificar nuevos factores de riesgo, desarrollar métodos de diagnóstico temprano más efectivos y mejorar las opciones de tratamiento disponibles.
Sobre FALP
FALP cuenta con un equipo profesional altamente capacitado y tecnología que permite mayor sensibilidad en la detección, aportando calidad y seguridad a los pacientes. Cada caso es evaluado por un equipo multidisciplinario, que presenta las mejores opciones de tratamiento, según las condiciones y tipo de cáncer del paciente.