Salud en Casa.- La salud emocional de las niñas y niños es un aspecto fundamental para su desarrollo integral y su capacidad para enfrentar los desafíos de la vida. Cuando esta se ve comprometida, puede tener consecuencias a largo plazo en su bienestar general, así como en su rendimiento académico y su capacidad para establecer relaciones saludables.
Precisamente, en Perú, el 50% de los menores de 6 a 17 meses se encuentran en riesgo de que su bienestar emocional esté afectado, lo que dificulta su capacidad para adaptarse a nuevas situaciones o manejar sus emociones. Así lo refleja la evaluación de Competencias Socioemocionales de Niños e Indicadores de Salud Mental de Cuidadores (ECIC), que Copera Infancia realiza junto a la Fundación Baltazar y Nicolás y la PUCP.
Diego Portillo, especialista de Copera Infancia, sostiene que el bienestar emocional no solo implica estar o mantenerse feliz, sino que también implica la capacidad de manejar el estrés, regular las emociones y establecer relaciones saludables. Asimismo, agrega que, aunque son demasiado pequeños para expresar sus emociones, los niños en esta etapa son increíblemente receptivos al entorno que los rodea.
“El estrés familiar, la falta de apoyo emocional y otros factores dejan una huella profunda en su bienestar emocional y su desarrollo general. Además, los padres y cuidadores pueden tener dificultades para responder de manera sensible a las necesidades emocionales del niño, lo que perjudica la calidad de los vínculos tempranos, el desarrollo de la confianza y la seguridad del niño”, añade.
En esa línea, el estudio revela que el 28.8% de los cuidadores indica que su niño es irritable o difícil de calmar. Según el especialista, esta cifra muestra que los padres y sus hijos pueden tener dificultades para relacionarse de manera armoniosa. De ahí que el 28.9% no siga rutinas de cuidado, las cuales son necesarias para brindarles un sentido de seguridad y estabilidad en esta etapa de su desarrollo, detalló el vocero.
Portillo explica que estos problemas no solo afectan el presente de los niños, sino que también tiene un impacto duradero en su salud mental a lo largo de sus vidas. Además, agrega que es esencial que como sociedad reconozcamos la importancia del bienestar emocional de las niñas y niños desde una edad temprana y tomemos medidas para protegerlo. “Proporcionar un entorno seguro y de apoyo para los niños pequeños y sus familias es fundamental para sentar las bases de un desarrollo saludable y un futuro prometedor”, concluye. Del mismo modo, al consultarle sobre qué acciones tomar a nivel de política pública, enfatiza en la necesidad que los tomadores de decisiones vean la intervención en la infancia como una acción integral, tratando de articular esfuerzos en todos los niveles de gobiernos y con el trabajo intersectorial para asegurar que los servicios lleguen de manera oportuna al ciudadano. “Una de las principales debilidades en las intervenciones en primera infancia es que las necesidades socioemocionales casi están invisibles y esto debe cambiar, considerando incluso el abordaje de la salud mental de los cuidadores cómo un pilar fundamental del desarrollo integral de los niños”, finaliza Portillo.
Si deseas acceder a los resultados de la Evaluación de Competencias Socioemocionales de Niños e Indicadores de Salud Mental de Cuidadores (ECIC) ingresa a https://fundacionbaltazarynicolas.org/ecic/