Salud en Casa.- En el mundo, más de 600 mil mujeres, cada año son diagnosticadas con cáncer cervicouterino. En el Perú este tipo de cáncer es el segundo más frecuente en mujeres, que registró 4.809 nuevos casos en el 2022, según datos de Globocan.
El Dr. Clemente Arab, jefe de Cirugía Oncológica Ginecológica de FALP, explica que el cáncer cervicouterino es una alteración celular que se manifiesta inicialmente a través de lesiones de lento desarrollo en el cuello del útero: “en etapas iniciales puede presentar sangrado post coital, mientras que ya avanzado produce sangrado sistemático y flujo vaginal inusual, comúnmente rosado o sanguinolento, y/o de mal olor.”, agrega el especialista.
El cáncer cervicouterino se asocia principalmente a la presencia del virus del papiloma humano (VPH), que se transmite por vía sexual y puede provocar lesiones que se transforman en cáncer. “El sistema inmune suele controlar las infecciones por VPH, pero cuando esto no ocurre y ellas persisten, pueden producir cambios celulares que con el paso de los años se transformen en un cáncer”, destaca Arab.
Al ser una enfermedad de lento desarrollo, la importancia de realizarse exámenes de detección precoz radica en localizar las lesiones en etapas muy tempranas, incluso cuando aún no se transforman en cáncer.
Para la detección temprana de esta enfermedad se utiliza el Papanicolaou (PAP) —que detecta alteraciones celulares causadas por la infección del virus papiloma—; sin embargo, tambien se dispone del test de VPH, que indica si el virus está presente en el cuello del útero, incluso antes de que produzca cambios en las células. “Es importante efectuarlo periódicamente para aumentar la sensibilidad de la detección”, señala el Dr. Clemente Arab.
Ambos exámenes son fundamentales en la detección temprana de la enfermedad y, junto con la vacunación preventiva y el tratamiento, son los tres ejes fundamentales que la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha establecido para erradicar esta patología, como un objetivo cercano para el año 2030.
Las vacunas en niñas protege contra los virus de mayor riesgo, evitan a futuro una infección que podría llevar a desarrollar una lesión precancerosa o un cáncer.
Tratamiento del paciente
El manejo del cáncer debe ser individualizado en función de las características del tumor y de la paciente: “muchas de las mujeres afectadas por esta enfermedad se encuentran en plena edad reproductiva. En ellas, si la enfermedad es muy inicial, se puede considerar una cirugía de conización, que consiste en extraer solo una porción de tejido del cuello del útero donde se encontraba la lesión, que permite conservar sus opciones de maternidad”, resalta el Dr. Arab.
En casos seleccionados se puede hacer una traquelectomía radical, técnica quirúrgica por la cual se extirpa el cuello del útero para después unir el útero con la vagina. “Las pacientes sometidas a esta cirugía logran tasas de embarazo del 40% a 50%”, explica el especialista.
En caso de que el tumor supere los 4 centímetros, se puede utilizar la radioterapia. También, en algunos casos excepcionales, para complementar la cirugía y disminuir las posibilidades de una reaparición de la enfermedad.
La quimioterapia, es otro tratamiento que se administra asociado a la radioterapia para potenciar el efecto de las radiaciones.