Salud en Casa.- Al concluir la etapa de controles prenatales, ecografías, celebraciones y cursos psicoprofilácticos, llega el día tan esperado, el nacimiento de un bebé, que concede una alegría infinita a la nueva mamá. Con este acontecimiento, se da inicio al post parto, que trae consigo una serie de cambios físicos y emocionales en ella.
Este periodo se extiende hasta 12 meses después de dar a luz, haya sido el parto natural o por cesárea. Por lo general, la cadena de atención se centra en el nuevo integrante de la familia, cuando la madre también necesita de cuidados especiales.
La Organización Mundial de Salud (OMS) sostiene que una de cada seis mujeres padece depresión posparto, un cuadro severo de la salud mental perinatal que se manifiesta con altos niveles de tristeza, sensibilidad y fatiga por un tiempo prolongado. Sin embargo, este no es el único problema. El riesgo de padecer trastornos de ansiedad y estrés postraumático aumenta durante esta delicada etapa.
La psicoterapeuta Kristell Pacheco precisa que la atención médica, el descanso, la alimentación y el soporte emocional, son los cuidados específicos que se deben abordar durante el puerperio que, si no son atendidos de manera adecuada, pueden desencadenar efectos negativos en la salud de la madre, quien no tendrá la preparación suficiente al momento de retomar su vida social, laboral y/o profesional.
Reconoce las señales de alerta:
Una tristeza persistente, falta de interés en el bebé, cambios de apetito, pensamientos negativos recurrentes, irritabilidad y dificultad para dormir o apatía, son indicativos de que la nueva madre necesita ayuda. "Estas señales no deben ignorarse, porque su salud mental impacta directamente también en el desarrollo y bienestar del bebé", señala la especialista.
¿Cómo podemos actuar?
El acceso a recursos y servicios de salud mental de las madres, como terapia psicológica, grupos de apoyo y - en casos más complejos-, tratamiento médico, es fundamental para atender estos problemas cada vez más visibilizados. Además, el involucramiento y comprensión de sus familiares y amigos cercanos es clave para superar esta etapa de transición.
“No existe un manual de instrucciones de cómo ser la madre perfecta, sobre todo en las primerizas. No caigamos en la idealización, pues muchas tienen miedo a ser criticadas o calificadas como débiles, y se cuestionan a sí mismas si son buenas madres o no. Por ello, caen en la frustración o tristeza, emociones que pueden traspasar al bebé mediante la lactancia o el contacto físico”, aseguró Pacheco.
Desde Babysec, que acompaña a los padres en el cuidado e higiene de sus bebés, se resalta la importancia de la prevención y autocuidado - antes y después del alumbramiento-, a través de mejores hábitos alimenticios, la actividad física, la corresponsabilidad parental en el hogar y la disposición de tiempo libre para la madre. Aun así, si las patologías persisten, será necesario recurrir a un especialista y tomar el tratamiento adecuado.