Salud en Casa.- José Emilio se levanta muy temprano, sube con esfuerzo a su azotea y revisa con lentitud, pero con mucho detalle, los tallos y plantas que ha sembrado en su huerto casero; un proyecto novedoso en donde siembra y cosecha los vegetales orgánicos que preparará su familia.
Desde hace unos meses, José Emilio, está investigando minuciosamente en internet cómo lograr un estándar óptimo en su pequeña producción de comestibles. Desea mostrar esta práctica al alcalde de su municipalidad y multiplicar su nuevo conocimiento a fin de promover la siembra de vegetales y frutos en parques públicos y zonales para que sus vecinos también disfruten de alimentos orgánicos cultivados por ellos mismos con técnicas novedosas y económicas.
Otilia Paredes tiene arte en las manos. Demoró un poco en aprender a tejer sus Amigurumis, los muñequitos japoneses hechos a crochet e hilo, pero en pocas semanas logró hacer no solo modelos tomados de los tutoriales de la red, sino también crear diseños adaptados a nuestra fauna y flora peruana con una originalidad única y casi pionera. Acorde con las tendencias, hoy Otilia se encuentra practicando con sus agujas y comunicándose con otras artesanas a través de las redes, intentando tejer una muñeca Barbie Amigurumis acompañada de sus atractivos vestidos.
Ambos nos muestran la llamada juventud subjetiva, una denominación que proviene de las investigaciones de Antonio Terraciano, del Laboratorio de Neurociencia del Comportamiento en el Instituto Nacional sobre Envejecimiento en los Estados Unidos y de Kotter-Gruhn, Neuperte y Stephan, este último de la Unvirsitè Paul-Valèry Montpellier. En sus estudios manifiestan que las mentes activas, innovadoras y lúcidas, con actitudes favorables a distintas situaciones, prevalecen ante la edad cronológica. José Emilio con 84 años y Otilia con sólo 68, componen un grupo cada vez más representativo de nuestras sociedades con todas las características usuales de mentes más jóvenes, emprendedoras y de amplia creatividad, en las que prevalece otro nivel de emociones y expectativas.
En el Perú estos estudios aún no se inician, a pesar de que es preocupante el crecimiento de la población anciana. A mediados del siglo pasado predominaba la población infantil menor de 15 años; la tercera edad ocupaba apenas un poco más del 5% del total de habitantes. En la actualidad el porcentaje de adultos mayores se ha triplicado. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se estima que la población mayor, es decir de 56 años a más, está alrededor de los 6 millones de personas. Se espera que este número siga creciendo en los próximos decenios. Para el 2050 tendremos que, de cada 100 peruanos, cerca de la cuarta parte excederá claramente los 65 años, debido a la reducción de nacimientos y al envejecimiento de la población con la mejora de la esperanza de vida.
Como notamos, el cambio es gradual pero irreversible. ¿Qué está haciendo entonces la ciencia en favor de las poblaciones de edad avanzada?
Uno de los más grandes desarrollos científicos ha sido el mantener una sociedad cada vez más longeva; sin embargo, lo ideal es que los adultos mayores no sean dependientes de otros grupos etarios para asegurar su propia supervivencia. Debemos considerar que vivir más años no resulta siempre placentero. De hecho, conlleva riesgos como desarrollar enfermedades crónicas o procesos de discapacidad que pueden menoscabar el ánimo de la vejez. El informe “No dejar a nadie atrás en un mundo que envejece”, (World Social Report 2023. Leaving No One Behind in An Ageing World), elaborado por las Naciones Unidas, lo advierte al desafiar con su información a los profesionales de las ciencias, ya que concluye señalando que nos encontramos con un “rápido envejecimiento” de la población a escala mundial.
Este acelerado cambio demográfico no va a la par con un mejor estilo de vida, ya que la mirada social hacia las edades mayores mantiene alejamiento y distancia; trascendiendo en el ánimo de personas que entran a la tercera edad. La Dra. Estela Inga, médico psiquiatra y psicoterapeuta cognitivo conductual del Instituto Sensatez, sostuvo en una exposición realizada en la Cámara de Comercio de Lima, que “…la vejez no es igual a tristeza y la depresión no es normal en el adulto mayor. Los adultos mayores no manifiestan la tristeza; al paciente hay que inducirlo asertivamente y llevarlo aun grado de confianza para reconocer enfermedades físicas en ellos como la diabetes, el hígado graso o la afecciones del corazón. Estas pueden estar acompañadas de depresión y degenerar en la alteración de las sustancias bioquímicas cerebrales que afectan el organismo de estos grupos con mayor facilidad”.
Significa entonces que el hacerse viejo más aceleradamente que otros, no sólo es un tema genético, sino que puede ser producto de un estado anímico o de un estado físico mal observado o tratado.
Por su parte, la ciencia actual investiga diversos enfoques para abordar el envejecimiento y mejorar la longevidad. Algunas áreas de estudio incluyen la genética, la terapia celular y el desarrollo de medicamentes para retrasar o prevenir enfermedades relacionadas con la vejez corporal y anímica. En la serie documental de Bloomberg TV, protagonizada por Hanna Fry “150 años de vida. El Futuro con Hanna Fry” (The 150 Year Life. The Future with Hanna Fry); la matemática y escritora nos habla de una revolución científica sobre la longevidad basada en nuevos estilos de vida, los avances de la neurología y los nuevos descubrimientos de hackers biotecnológicos que se encuentran estudiando los procesos biológicos que pueden retrasar o incluso revertir el proceso de envejecimiento. Es decir que en el futuro cercano será posible que podamos tener una extensión de vida de siglo y medio, 150 años aproximadamente.
Además de la investigación biológica, las ciencias también indagan cómo el envejecimiento afecta la mente y el cerebro. Los científicos descubrieron que el envejecimiento está relacionado con cambios en la estructura y función del cerebro, lo que puede llevar a problemas de memoria y cognición. Para abordar estos problemas se ponen a prueba terapias no farmacológicas como la estimulación cognitiva y el ejercicio físico.
En conclusión, las ciencias están haciendo avances significativos en el estudio del envejecimiento y la vejez. A media que la población mundial crece en edad, es importante encontrar formas de mejorar la salud y la calidad de vida de estas personas. Con la investigación continua, podemos esperar avances significativos en el campo de la gerontología y una mejor comprensión de cómo podemos vivir vidas más largas, saludables y con mayores propósitos.
Sin embargo, existe por otro lado un gran contrasentido que aún nos afecta: todavía no podemos evitar que nuestros ancianos caminen por rutas de soledad y olvido. Aunque tenemos la expectativa de que las ciencias y la gerontología nos puedan acercar a una esperanzadora vejez, seguiremos soñando con una sociedad en donde la innovación, la creatividad y los emprendimientos de personas como José Emilio y Otilia no se marquen con el estigma de la edad, sino con los paradigmas de la tolerancia, la sabiduría y la diversidad como parte de una vejez y evolución humana más equilibrada, sana y sobre todo justa.
Artículo presentado por
Carmen Rodríguez Daneri.