Salud en Casa.- Los médicos recomiendan realizar actividad física para la mayoría de los casos. Ya sea para evitar el avance de las dolencias, para mantener el organismo saludable o incluso para el bienestar mental. Sin embargo, para el tratamiento de un cáncer, sobre todo cuando se trata de uno que afecta principalmente a jóvenes, como el Linfoma de Hodgkin, muchas incertidumbres y dudas pueden surgir.
El Linfoma de Hodgkin es un tipo de cáncer que afecta a los ganglios del sistema linfático. Caracterizado por la multiplicación incontrolada de los linfocitos del tipo B, responsables de la defensa del organismo, es considerado un cáncer raro. Sin embargo, es uno de los tipos más comunes entre las etapas de adolescentes y jóvenes, con una incidencia mayor en individuos entre los 15 y 40 años, especialmente en el rango de los 20 años.
Entre los principales síntomas están la inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, pérdida de peso, sudoración nocturna, picazón y fatiga. Y es precisamente en la reducción de estos síntomas que el ejercicio físico puede convertirse en un gran aliado para el tratamiento médico. De acuerdo con los especialistas, existen beneficios de las actividades físicas descritas para varios tipos de cáncer, incluyendo el Linfoma de Hodgkin. Incluso, hay estudios que muestran mejoras en la composición corporal, calidad de vida, fatiga y disminución de la ansiedad.
Uno de esos estudios es el HELP (Healthy Exercise for Lymphoma Patients), que fue conducido por la Fundación Lance Armstrong y la Universidad de Alberta, Canadá y se llevó a cabo con 122 pacientes en tratamiento o no para diferentes linfomas. El estudio demostró que el grupo sometido a una serie de entrenamientos aeróbicos, durante 12 semanas, tuvo resultados positivos con relación a la calidad de vida, como mejora de la fatiga, preparación cardiovascular, aumento de masa magra y en aspectos psicológicos como depresión, en comparación al grupo que no fue sometido a esas condiciones
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Justamente, los principales beneficios de los ejercicios están relacionados a los aspectos psicológicos y emocionales, como la sensación de bienestar y la menor incidencia de depresión. La fatiga, además del componente físico, también presenta el factor psicológico y es una de las manifestaciones que demostraron mayor mejora en pacientes que practicaron actividades físicas.
Entre los ejercicios indicados, se encuentran los aeróbicos o los que apuntan a la ganancia de masa magra, como la musculación. Además, hay estudios que demuestran beneficios en otras actividades, como caminatas, carreras y ciclismo. Sin embargo, algunas limitaciones pueden ocurrir debido a los efectos adversos asociados con la quimioterapia, como es la náusea, disminución de la respuesta inmunológica y presencia de catéteres.
Por lo tanto, para los pacientes con cáncer, la actividad física y los ejercicios supervisados en el gimnasio pueden ser los más adecuados. Por ejemplo, los pacientes que están recibiendo tratamiento para el linfoma pueden tener un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, antes de empezar es importante conversar con el médico y hacer los exámenes solicitados. Según los expertos, las actividades que implican impacto deben ser evitadas, debido al riesgo de disminución de las plaquetas en la sangre, en su mayoría en pacientes con catéteres totalmente implantables. Para los pacientes que están en remisión, es decir, sin los signos de la enfermedad, la orientación es otra.
Actualmente, el tratamiento médico del linfoma de Hodgkin presenta grandes tasas de curación, llegando hasta el 90% de los casos[6]. En recaídas o pacientes refractarios, es decir, que nunca respondieron a otros tipos de terapia o la enfermedad ha regresado después del último tratamiento, la terapia dirigida es una de las alternativas existentes. De todas formas, el papel de un preparador físico puede ser importante también al pensar en el tratamiento como un todo, sobre todo si pensamos que se trata de una población joven, con una gran expectativa de vida.