Por : Lourdez Fernandez Calvo
Diario El Comercio.- Cecilia Boza ya no siente vergüenza al contar que su papá se suicidó. Han tenido que pasar ocho años para que todas las preguntas que martillaban su cabeza encuentren respuestas. Ocho años para aprender a no odiarlo, a no odiarse, a no decir en voz baja: mi papá se mató.
“Tras el suicidio de un ser querido, empieza el sentimiento de culpa, que es una mochila que pesa durísimo, que te acompaña incluso mientras duermes. Por qué no lo vi, por qué no pude evitarlo. Luego, viene el dedo de la sociedad que te señala, que te dice: ‘Eres la hija del suicida’”, cuenta.
Cecilia dejó la arquitectura para especializarse en prevención del suicidio y ahora ayuda a llevar el duelo a personas que han perdido a un familiar de esta forma. Quiere llevar esperanza, dice, a quienes el sufrimiento les ha dejado dudas en sus vidas.
“El suicidio no es simplemente matarte y punto, es un problema de salud pública del que la sociedad también es responsable”, afirma Álvaro Valdivia, director de Sentido, centro peruano de suicidología y prevención del suicidio.
A través de su centro, Álvaro ha emprendido una lucha contra los prejuicios y los estigmas que recaen sobre las personas que han intentado suicidarse o han confesado que quieren hacerlo. “No está mal que alguien diga que se quiere suicidar, está bien porque quiere decir que quiere recibir ayuda, el problema es que la sociedad te juzga y te dice está mal que te quieras matar, entonces deciden quedarse callados”, advierte.
Valdivia recuerda que, además de los prejuicios, las personas con ideas suicidas deben enfrentar la poca preocupación del Estado.
Y no es para menos, recién a partir del 2015, el Ministerio de Salud (Minsa) destinó un presupuesto específico para el control y la prevención en salud mental. Este año se cuenta con S/96’069.642 para ello.
—Necesitan ayuda—
En el mundo, más de 800 mil personas se suicidan cada año, es decir, hay una muerte cada 40 segundos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por ello, en su Plan de Acción de Salud Mental del 2013-2020, la OMS ha planteado como objetivo que, a través de estrategias públicas y la mejora de servicios de salud mental, los países puedan llegar a reducir en un 10% la tasa de suicidios en el 2020.
Yuri Cutipé, director de Salud Mental del Minsa, calcula que en el Perú se registran mil suicidios cada año. Asegura que hasta julio de este año los hospitales del Minsa atendieron a 1.384 personas que intentaron matarse. Cutipé enfatiza que con ayuda profesional los suicidios pueden evitarse: “Si ellos no la buscan, hay que ofrecérsela”.