Salud en Casa.- La presión arterial es la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias. La lectura de la misma se presenta como una relación. El numerador representa la presión arterial sistólica y el denominador la presión arterial diastólica. Se considera una presión arterial normal cuando la cifra es igual o menor a 120/80 mm Hg.
Según la Organización Mundial de la Salud, la hipertensión arterial (HTA) incrementa de manera significativa el riesgo de sufrir cardiopatías, encefalopatías, nefropatías y otras enfermedades.
Con el fin de prevenir o reducir la probabilidad de desarrollar esta patología, Denisse Champin, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), brinda las siguientes recomendaciones.
Limitar el consumo de sal. La presión arterial es dependiente del volumen de sangre y este factor se relaciona con la ingesta de sal en las comidas. Por ello, se recomienda reducirla. Además, se deben evitar los alimentos altos en sodio como las conservas en aceite, las carnes ahumadas, los embutidos, las galletas, los bizcochos, los cubitos de caldo, entre otros.
Incrementar el consumo de frutas y verduras. Ello como parte de la alimentación saludable, deseable para todos los individuos, con la finalidad de obtener nutrientes.
Mantener una rutina de actividad física. Realizarla, de manera regular, puede contribuir a prevenir o disminuir la presión arterial, manejar el estrés, mantener el peso bajo control y evitar el riesgo de que se presenten otros problemas de salud. Es ideal realizar 45 minutos por sesión, cinco veces a la semana, para fortalecer el corazón. No hay necesidad de ir a un gimnasio, basta realizar una caminata ligera, montar bicicleta o nadar.
Conservar un peso saludable. Los factores de riesgo de hipertensión incluyen el aumento de peso y la obesidad. La frecuencia de padecer hipertensión arterial, entre las personas con obesidad, es de dos a tres veces mayor a las que mantienen un peso normal. Para ello es importante tener una alimentación balanceada y realizar ejercicios.
No consumir tabaco. Este componente puede ocasionar daños en las paredes de los vasos sanguíneos, acelerar el proceso de acumulación de placa en las arterias y elevar la presión arterial. Dejar de fumar es otra acción para contribuir con la prevención de esta enfermedad.
Reducir el consumo de alcohol. Una persona que consume bebidas alcohólicas, de manera reiterada y compulsiva, puede tener aumentos, a niveles poco saludables, en su presión arterial a largo plazo. Por ello, la mejor opción es limitar su consumo.
Limitar las grasas saturadas y las grasas trans en la dieta. Este tipo de grasas aumentan el nivel de LDL en la sangre, también conocido como colesterol malo.
Controlar el estrés. No saber controlar el estrés puede incrementar el riesgo de tener presión arterial alta. Una manera de manejarlo es practicar técnicas de afrontamiento saludables como la atención plena, la respiración profunda y la relajación muscular.
Medir periódicamente la tensión arterial. Aunque no reemplaza la visita al especialista, esta es una forma importante de controlarla y comprobar si el tratamiento que se lleva es efectivo. Para ello se debe contar con un dispositivo validado. Además, se recomienda llevarlo una vez al año a la consulta médica para corroborar su precisión.
Finalmente, la Dra. Champin concluye que “en un número importante de pacientes, la hipertensión se puede desarrollar sin presentar síntomas. Por ello, es importante medir periódicamente las cifras de presión arterial por un profesional de la salud, a fin de detectarla y someterla al tratamiento correspondiente. Es una patología potencialmente tratable”.