Salud en Casa.- El Ejecutivo y Legislativo se han propuesto trabajar en una norma que regule el uso desmedido del plástico en el país como el de bolsas, cañitas, tecnopor y botellas; y ante esto muchos piensan que las bolsas biodegradables ayudan al ecosistema, pero es todo lo contrario, porque cuando caen al mar, al lago o al rio impactan el ambiente de forma negativa cuando están completas y cuando se fragmentan no son una solución al problema de contaminación y no sabemos si al final se biodegradan.
“Diversos supermercados del Perú están utilizando, para la atención a sus clientes, bolsas que la denominan biodegradable y nos venden la idea de que al utilizar esta bolsa somos amigables con el ambiente. “ Pero estas bolsas en el ambiente causan un impacto negativo, sobre todo en el mar donde pueden ser ingeridas por tortugas marinas y otras especies causándoles asfixia o la obstrucción del sistema digestivo, y cuando se fragmenta se dividirá en pedazos cada vez más pequeños formando micro plásticos que en el mar es micro basura marina”, manifestó Arturo Alfaro Medina, presidente de la ONG Vida.
De acuerdo con el experto, las bolsas se fragmentan en menor tiempo que las normales porque le echan un aditivo para tal fin, esperando que cuando llegue a pedazos muy pequeños se lo coman unas bacterias y así lo biodegraden o se incorpore a la naturaleza, pero nadie garantiza que al final eso suceda en los diferentes ecosistemas del Perú, en los cuales la radicación solar, la temperatura y la salinidad son diferentes.“Lo mejor es usar el plástico de manera responsable y evitar que quede en los ecosistemas acuáticos, más aun cuando el plástico usado sigue teniendo valor y se puede reciclar”.
Más del 50% de la basura marina que contamina las playas y el mar peruano es plástico de diversas formas que termina en el agua por culpa de una mala gestión de los residuos sólidos y la falta de conciencia y educación ambiental ciudadana.
De acuerdo a Arturo Alfaro, la presencia de bolsas de supermercados es significativa en algunas playas como las de Ventanilla y Santa Rosa, lugares a los que llegan los residuos que son arrojados al mar el Río Chillón. “Estas bolsas son un peligro para la fauna y se quiebran con mayor facilidad por ser supuestamente biodegradables, pero que en el mar no se biodegradan solo se transforman en pedazos más pequeños hasta llegar a formar los microplasticos”, agregó.