Agencia Andina .- Muchas personas se comen las uñas y no pueden dejar de hacerlo pese a diversos esfuerzos. A continuación, expertos explican las razones de esta conducta y cómo darle tratamiento.
Para la doctora Vanessa Herrera, del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), la onicofagia o conducta compulsiva de comerse las uñas puede tener diversas causas, entre las que se encuentra incluso la imitación.
“Hay conductas de modelaje. Si mi hermana mayor lo hace, yo también. Ocurre porque está normalizado en las familias. En algunos casos pueden tener un componente hereditario, pero también pueden ser un doctora Vanessa Herrera,”.
Cuando se hace costumbre, explica la psiquiatra, no se necesita una explicación o causa para hacerlo. Es automático.
¿Cuál es el efecto de comerse las uñas? Calmar una situación de estrés o molestia.
“Todo mecanismo de succión es un mecanismo básico de placer, asociado a la lactancia, al pecho de mamá que nos da seguridad, alimento, calor. El problema es cuando esto se vuelve continuo”, advierte la experta.
Este mecanismo auto estimulatorio es considerado normal hasta los cinco años pero -superada esta edad debe- ser analizada por un especialista.
“Si vemos al niño que se lastima a tal punto que se hace daño, los padres deberían llevarlo primero a su control de Niño Sano. Se debe enfatizar el lavado de manos, los chequeos parasitológicos, descartar problemas intestinales sanitarios y de caries, sin olvidar evaluar su salud emocional”.
Vanesa Herrera pide ver el acto de comerse las uñas como un indicador de fiebre, cuya causa necesita ser descubierta. “Si es un menor, hay que ver si está estresado, quizá no se adapta al colegio, los padres se están separando. Puede tener una madre muy crítica que lo hace sentir inseguro, puede sentir que no lo quieren. Tal vez hay detrás un desorden alimenticio. Hay que analizar caso por caso”.
Señaló que no sirve de nada decirle que no se coma las uñas, ni acentuar la crítica o lanzar frases como “pon de tu parte, no seas sucio o sucia”.
A cualquier edad
Para Manuel Saravia, de Instituto Guestalt de Lima, comerse las uñas es una conducta que aparece a cualquier edad.
“Puede aparecer en la infancia, adolescencia o adultez. Pueden ser personas que lo hacían de niños y lo dejaron por muchos años, pero padecen estrés muy fuerte y la conducta se activa nuevamente. Así empiezan a comerse los pellejitos de los dedos y luego las uñas”.
Señala que cuando el caso está relacionado a cuadros de ansiedad, estamos ante personas con mucho miedo al futuro e ideas catastróficas.
“Hay personas que tienen un componente ansioso desde que nacen, porque mamá o papá lo tienen, pero también hay una ansiedad situacional, reactiva, que aparece ante hechos específicos como un asalto o ataque, que genera una gran sensación de peligro; comienzan a sudar, comerse las uñas, tener mareos, dolores de cabeza, experimenta problemas para dormir. La ansiedad puede ser un estado, pero también un rasgo”.
Para el psicólogo, lo importante es encontrar la causa que genera la conducta. “Si imaginamos que se trata de un niño que le tiene miedo al papá, el psicólogo solo trabajará en modificar la conducta, pero no se resuelve el problema de fondo; entonces después tendrá otro síntoma, por ejemplo: problemas para dormir, manos que traspiran, entre otros, porque el origen de todo persiste”.
Para Manuel Saravia, si se trata de un caso de ansiedad la buena noticia es que hay maneras de abordarla con técnicas psicológicas o en ciertos casos con algunos fármacos.
“En salud mental decimos: lo que no resuelve una generación, queda como tarea pendiente para la siguiente generación. Entonces, tenemos que empezar a cerrar círculos y situaciones inconclusas para no dejarle esa tarea a sus hijos”, finalizó.