Salud en Casa.- Un fatídico choque entre su pequeño trimóvil y un voluminoso carguero de traficantes de madera en Madre de Dios, ocasionó que el agricultor Mariano Páucar Huanca perdiera sus dos piernas hace casi tres años.
No era afiliado al SIS y él mismo tuvo que costear su atención en el hospital Santa Rosa de Puerto Maldonado y luego en el Diospi Suyana de Curahuasi. Su estado era sumamente grave. Los médicos pudieron salvarle la vida, más no sus piernas.
El poco dinero que tenía se le acabó y no le quedó más remedio que regresar a su chacra, pero esta vez sin piernas, por lo que estuvo arrastrándose pues la silla de ruedas que tenía no le servía en el campo.
Se afilió al SIS
Orientado por médicos, acudió a las oficinas del SIS y se afilió en busca de una luz de esperanza que pudiera mejorar su estado de salud y calidad de vida.
Hace un poco más de cinco meses viene tratándose gratuitamente en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) en Lima, gracias al SIS. Allí le han hecho dos prótesis a su medida (la izquierda desde la cadera y la derecha desde debajo de la rodilla), todo cubierto por el Ministerio de Salud, a través del Seguro Integral de Salud. Desde su afiliación, ha recibido de manera gratuita las evaluaciones médicas, la terapia física y ocupacional, la atención psicología. Tras este corto periodo en Lima, ya ha empezado a dar sus primeros pasos con ayuda de un andador.
Su médico tratante del INR, Karen Amayo, confirmó que el SIS le ha brindado las dos prótesis. “No ha pagado nada por ellas. Tampoco le costaron las terapias, las consultas ni los otros exámenes que se requirieron. Todo lo cubre el SIS. El tratamiento aquí es multidisciplinario. Felizmente el señor tiene bastante fuerza y ha logrado la rehabilitación muy rápido”, indicó.
Asegúrate cuando estés sano
Mariano Páucar, quien hoy cumple 60 años de vida, se siente muy optimista. Sabe que todavía tiene que seguir su rehabilitación para acostumbrarse a las piernas ortopédicas, pero confía que podrá regresar a su chacra, aunque ahora con conocimientos de computación que obtuvo en la terapia ocupacional, también cubierta por el SIS.
“Mi tratamiento era inalcanzable. Me dijeron que el SIS podía ayudarme y lo hizo cubriendo todos los gastos de mi rehabilitación. El sueño más grande que tengo es volver a caminar y regresar a mi pueblo, a mi tierra, y seguir trabajando. Sé que lo voy a lograr”, expresó.
En base a su propia experiencia hizo un llamado a sus paisanos y a la población en general para que acudan a las oficinas del SIS a asegurarse cuando estén sanos y no esperen estar enfermos para recién hacerlo.