Salud en Casa.- Es común escuchar a padres de familia quejarse por la indiferencia de sus hijos o hijas, por ejemplo, cuando no hacen simples tareas del hogar, o cuando muestran poca empatía con sus compañeros o familiares. Esto podría significar la ausencia del valor y modelo de la solidaridad.
No es tarea fácil educar e inculcar en los niños y niñas valores solidarios y formarlos en personas empáticas, más aún si ellos tienen como ejemplo a padres indiferentes ante situaciones familiares o de su entorno.
El asesor en psicología de Acción contra el Hambre, Jaime Llancán Obispo, explica que los niños o niñas aprenden por observación y su cerebro va grabando todas sus experiencias desde pequeños. Por ello, los padres deben enseñar y demostrar una buena conducta con sus acciones. Así el niño o niña ve como sus padres se solidarizan ante ciertas situaciones de la vida, por ejemplo, ayudar a un anciano en la calle.
“Si los padres solo hablan, el niño solo escuchará una orden o indicación: 'ayuda a tu amiga', 'apoya a tu amigo'. Pero si el niño nunca ve el acto entra en una situación de ambivalencia”, dijo Lláncan.
Con actos positivos como evitar botar basura a las calles, ayudar a discapacitados a movilizarse por las calles, defender o escuchar a un amigo, podemos forjar un mejor futuro. La clave es formar y enseñar una base sólida al niño o niña hasta los 12 años y se conviertan en adultos ejemplo para nuevas generaciones.
“A través de campañas y talleres de sensibilización en los centros educativos podemos llegar con un mensaje positivo a miles de personas. En Acción contra el Hambre desarrollamos la campaña Carrera contra el Hambre, en la que involucramos a escolares a que se comprometan a ayudar a otros, siendo solidarios con otros niños y niñas que necesitan apoyo”, destacó América Arias, Directora País de Acción contra el Hambre.